El billete de $100 pesos oro, elaborado para ser impreso directamente por la Imprenta. Este diseño fue dedicado a honrar la memoria del Precursor de la Independencia: Antonio Nariño. Dada la excelencia del grabado del retrato de Antonio Nariño realizado por Biardi, para el anverso del billete de $100, se consideró que valía la pena conservarlo y se transfirió al anverso de este signo. Como motivo principal en el reverso, se colocó una vista de la plaza principal de Villa de Leyva, población boyacense donde murió el Precursor. Se destaca notablemente en este diseño, la reproducción facsimilar en microimpresión del texto original correspondiente a la traducción de Los Derechos Del Hombre, impreso por Antonio Nariño, trabajo que fue y sigue siendo objeto de las mejores calificaciones en el ámbito internacional por la excelencia de la calidad alcanzada. Por el reverso se incluyó en grabado una vista de la prensa de imprenta que utilizó Nariño para estos propósitos.

Jairo Melo lo guardó en Iconografía republicana Antonio Nariño, 1765-1823. Acuarela de Ricardo Acevedo Bernal Jockey Club, Bogotá
Jairo Melo lo guardó en Iconografía republicana Antonio Nariño, 1765-1823. Acuarela de Ricardo Acevedo Bernal Jockey Club, Bogotá
Antonio Nariño en su Imprenta Patriótica, con su impresor Diego Espinosa de los Monteros. Óleo en la Casa Republicana de la Presidencia de la República, Bogotá. Fotografía Ernesto Monsalve
Antonio Nariño en su Imprenta Patriótica, con su impresor Diego Espinosa de los Monteros. Óleo en la Casa Republicana de la Presidencia de la República, Bogotá. Fotografía Ernesto Monsalve

Antonio Nariño

Antonio Nariño
Antonio Nariño x Jose Maria Espinosa.jpg

Escudo de Cundinamarca.svg
Presidente de Cundinamarca
30 de septiembre de 1813-29 de agosto de 1815
Predecesor Jorge Tadeo Lozano
Sucesor Manuel Benito de Castro

Teniente General del Estado de Cundinamarca
Sucesor Camilo Torres

Secretario del Congreso de las Provincias Unidas de la Nueva Granada
Sucesor Camilo Torres, como Presidente del Congreso

Vicepresidente de la Gran Colombia
Sucesor José María del Castillo y Rada

Coat of arms of Colombia.svg
Tercer Presidente Titular de la República de Colombia
20 de septiembre de 1811-31 de agosto de 1813
Predecesor Jorge Tadeo Lozano
Sucesor Manuel Benito de Castro

Información personal
Nacimiento 9 de abril de 1765
SantaféNueva Granada
Fallecimiento 13 de diciembre de 1823 
 (57 años)

Villa de LeyvaColombia 
Nacionalidad Colombiana 
Familia
Cónyuge
Información profesional
Ocupación Político y periodista 
Tratamiento Su Excelencia, don
Firma Antonio Nariño signature.svg
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Antonio Amador José de Nariño y Álvarez del Casal (Santa Fé de Bogotá9 de abril de 1765 - Villa de Leyva13 de diciembrede 1823) fue un político y militar neogranadino de destacada actuación en los albores de la independencia del Virreinato de la Nueva Granada. Junto a Pedro Fermín de VargasFrancisco de MirandaJosé Cortés de Madariaga y Eugenio Espejo se le considera precursor de la emancipación de las colonias americanas del Imperio Español.

Desde su juventud, Nariño se encaminó a actividades políticas que supo combinar con especulaciones financieras y comerciales que lo llevaron a acumular una fortuna. También fue alcalde de segundo voto elegido por el cabildo de Santa Fé en 1789, tesorero interino de diezmos del arzobispado, designado en julio del mismo año.

A fines de 1793 o comienzos de 1794 Nariño tradujó el texto aprobado por la Asamblea Nacional de Francia a comienzos de la revolución (4 de agosto de 1789) consagratorio de derechos del hombre y del ciudadano, lo cual le valió ser hecho prisionero.

Entre el momento de su captura en su casa de habitación en Santafé, en agosto de 1794 y su liberación en Cartagena en junio de 1810, un lapso de casi dieciséis años, Nariño estuvo preso salvo el intervalo que pasó oculto en Europa y América entre el momento de su fuga en Cádiz (17 de marzo de 1796) y su entrega voluntaria en Santa Fe (19 de julio de 1797).

Tras su liberación en Cartagena, Nariño regresó a Santa Fe a tiempo para colaborar en la organización del primer congreso neogranadino del cual es designado secretario al inicio de sesiones en diciembre de 1810.

Nariño no fue militar de carrera pues sus primeros pasos en esa dirección se iniciaron en 1813 cuando era presidente de Cundinamarca y se ofreció para comandar las fuerzas unidas del Estado que el gobernaba con aquellas de las Provincias Unidas de Nueva Granada, aportadas desde Tunja por su rival político Camilo Torres Tenorio, con el fin de marchar al sur para recuperar a Popayán y evitar que tropas realistas avanzaran hacia el interior de la república en un empeño de invasión ordenado desde la presidencia de Quito.

El éxito inicial de la campaña, que Nariño condujo victoriosamente hasta las puertas de la ciudad de Pasto, terminó en fracaso al verse Nariño precisado a entregarse al jefe militar de Pasto en mayo de 1814. Los siguientes seis años los pasó de nuevo en prisión.

Nariño regresó a América por el Caribe y Venezuela. El 20 de febrero de 1821 se reportó a "El Libertador" Simón Bolívar desde Angostura y este lo invitó a que se le reuniera en los llanos del Apure. Allí, Bolívar pidió a Nariño proceder a instalar el congreso de Villa del Rosario y lo escogió como vicepresidente de Colombia.

 

 

Antonio Nariño y los Derechos del Hombre

En 1793, a sus 28 años, Antonio Nariño protagonizó un hecho que cambió su vida para siempre y también la de la sociedad neogranadina que empezaba a darle curso a las ideas de independizarse de la corona española.

En su imprenta patriótica, Nariño editó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, extraída de la Revolución francesa, un documento prohibido por su carácter progresista y revolucionario.

A partir de entonces, Nariño, hijo de padres españoles y él mismo exfuncionario del Virreinato, se tuvo que dedicar a defenderse. Dos años después fue condenado a 30 años de prisión y enviado a Cádiz (España). No obstante, después de un año, seis meses y 17 días privado de la libertad, en un descuido de la guardia logró escaparse y transitó por Europa compartiendo el ideario de la Independencia hasta 1797, cuando volvió a Bogotá.

Como era de esperarse, no demoró en caer preso de nuevo. Y en ese estado permaneció hasta diciembre de 1810, cuando ya existía la primera República. A los siete meses creó el periódico La Bagatela, cuyos escritos provocaron la caída del entonces presidente Jorge Tadeo Lozano y su propia designación para reemplazarlo. Para entonces ya tenía 46 años y lo esperaban otros sucesos propios de su carácter republicano.

Entre 1812 y 1814 se vio forzado a librar la guerra civil de los tiempos de la llamada Patria Boba, pero en mayo de este último año cayó preso en el Cauca. De nuevo en manos de sus enemigos españoles, fue remitido otra vez a la cárcel de Cádiz. Allí permaneció hasta 1820, cuando la Revolución de Riego permitió su libertad. Volvió a Colombia a los 55 años y tuvo tiempo para apoyar la creación del Congreso de Cúcuta en 1821.

En la última etapa de su vida, de nuevo en el periodismo, protagonizó sonados debates con el entonces gobernante, Francisco de Paula Santander, y hasta logró salir airoso de un juicio en el Congreso por increíbles cargos como supuestamente entregarse a los españoles en 1814, malversación de fondos de la Corona e inhabilidad política por haber estado ausente del país en los últimos años. En diciembre de 1823, a los 58 años, falleció en Villa de Leyva.

Prensa de palanca primitiva, del siglo XVIII, en la cual imprimió Nariño  su traducción de los Derechos del Hombre. Museo Nacional, Bogotá.
Prensa de palanca primitiva, del siglo XVIII, en la cual imprimió Nariño su traducción de los Derechos del Hombre. Museo Nacional, Bogotá.

LA IMPRENTA PATRIÓTICA DEL PRECURSOR DON ANTONIO NARIÑO

Gracias a la excelente publicación de El Proceso de Nariño a la luz de Documentos Inéditos que acaba de sacar a luz el paciente investigador e historiador don Guillermo Hernández de Alba (Biblioteca de Historia Nacional. Volumen XCI. Bogotá, Editorial ABC, 1958), se conocen muchos datos, ignorados hasta hoy, sobre esta célebre imprenta.

Por confesión del mismo Nariño se sabe que en 1791 estableció en Santafé una imprenta pública en la plazuela de San Carlos, a la que dio el título de Imprenta Patriótica, "que es con el que se ha distinguido de la otra que hay en la ciudad", (p. 198).

En declaración que hace en el proceso don Diego Espinosa de los Monteros afirma que entró a trabajar en la imprenta de Nariño desde el mes de marzo de 1793, "en cuyo tiempo no se hallaban todavía hechos los instrumentos de imprimir, y que solo tenía la letra en su casa el mismo Nariño". (p. 34).

Vale la pena consignar los nombres de los modestos colaboradores del Precursor en su empresa editorial: Diego Espinosa, Manuel María Torres, Pedro José de Vergara, Pedro Rodríguez, cochero después del Arzobispo, como oficiales, y los peones Juan Fulgencio Tomapasca, Antonio Murcia, Juan José González, un aprendiz de apellido Gil, y Manuel Galarza que trabaja por días.

El nombre de don Diego Espinosa es ya conocido. Cuenta a la sazón veintinueve años, había nacido en Cartagena en 1765, y según propia confesión, su nombre propio es Diego Bueno, "hijo natural del capitán de Granaderos don Agustín de Villalonga, del regimiento de Navarra, y de doña María Prudencia del Pozo, vecina de la ciudad de Cartagena, que en el día se halla en esta ciudad casada con don Antonio Espinosa de los Monteros, quien por esta circunstancia adoptó por hijo al confesante y en cuyo poder ha estado hasta que entró a servir a don Antonio Nariño en su imprenta, y que por este motivo ha corrido con el nombre de Diego Espinosa; que no conoció a su padre natural, porque habiendo venido a dicha ciudad el año de sesenta, según conjeturas, se restituyó después a España con su regimiento, que según después ha tenido noticia, murió de coronel en la ciudad de Cádiz, y que esta filiación suya consta en la fe de bautismo que conserva entre sus papeles; que es natural de la referida ciudad de Cartagena [...]" (p. 121 s.)

Don Manuel García, procurador nombrado por don Diego en el proceso que se le siguió por la impresión clandestina de los Derechos del Hombre, hace de su defendido una descripción poco halagadora de sus cualidades intelectuales, dice en efecto que "Espinosa, como es notorio, es un hombre falto de ideas y de discernimiento que no tiene otra habilidad sino la de coordinar los caracteres" (p. 269), con lo cual quiere probar la poca o ninguna responsabilidad que tuvo en la peligrosa aventura. Sin duda alguna, disminuir los alcances de su defendido era un medio adecuado para salir en su defensa.

Pedro José Vergara confiesa en el mismo proceso que allí se imprimían varios papeles, "como son los de convite y asertos de conclusiones [. ..] (y) varios sobrescritos para cartas", (p. 36). De esos sobrescritos dice don Diego que fueron hechos a petición de don Francisco Javier Caro, «en los cuales iban puestos a un tiempo los nombres de su madre y hermanos, con la expresión de decir abajo: "(alias el Pelotín) desechado; olim el jubilado por fuerza" y arriba el nombre de Francisco Javier Caro» (p. 61). Por su parte don Antonio afirma que imprimió una traducción intitulada Historia de la Historia Natural, (p. 198).

Pero ciertamente la gloria de la imprenta de Nariño no consistió en la modesta producción ya citada. Fue la impresión de los Derechos del Hombre, y mejor que la impresión la represión con que fue recibida, la que daría a Nariño, con otros actos de su vida, el título de Precursor.

De esta histórica imprenta dijo don Bernardo J. Caycedo: "Nariño -y este es uno de sus momentos estatuarios- aparece asociado a una máquina de imprimir, que aún se conserva, como si fuese el inventor de ella.

"Pero en los Derechos del Hombre no fue su impresión sino su represión la que sembró en las conciencias, con la noción de la igualdad, el anhelo de la libertad.

"Creyendo hacerle justicia y honrar al traductor, historiadores hubo que empezaron a ampliar el radio a donde alcanzara la mezquina edición de no más de cien ejemplares. Un autor supone que Nariño "alcanzó a fijar uno o dos en lugares públicos, los que desprendió por sus propias manos". Y hasta un antiguo representante de Francia en Colombia, el señor Eduardo Clavery, embriagado por la idea de que hubiésemos tomado de su patria los fundamentos de la emancipación, dice, al evocar "La Prensa de Nariño", que "éste y su impresor, principiaron por su distribución clandestina no solamente en Santafé, sino también en otros Virreinatos y Audiencias de América" y que "desde México hasta la Tierra del Fuego, América los saboreó a escondidas".

"Sin embargo hasta ahora, que yo sepa, no se ha logrado hallar una sola muestra de la primitiva edición. Pero no es esta única prueba negativa la que rectifica las alborozadas afirmaciones contrarias. Es la voz del propio Nariño y de su esposa que prácticamente desafían a quien encuentre una sola reproducción del perseguido texto. Es el Oidor Mosquera y Figueroa quien no puede hallar ninguno para colocarlo a la cabeza del proceso.

"De los dos o tres ejemplares que alcanzó a repartir y que luego quemó Nariño, con todos los otros, uno fue descubierto en manos del estudiante Juan Muñoz por el Oficial de Reales Cajas don Francisco Carrasco, figura clásica del delator que no busca tanto servir lealmente a su amo, como recibir la paga.

"Es probable que de esa copia hubiese hecho, de oídas, el Virrey Ezpeleta esta descripción del pliego:

"Las señales del impreso son, hallarse en un papel grande, grueso y prieto; en cuarto y con mucha margen, todo de letra bastardilla y de tres clases, de mayor a menor, siendo la más pequeña la de una nota o especie de adición con que finaliza la cuarta y última hoja" (Las cenizas de Los Derechos del Hombre en Boletín de Historia y Antigüedades, vol. XLIV, 1957, págs. 238 y s.).

En la Imprenta Patriótica se imprimió fuera de la traducción de la Historia de la Historia Natural citada por Nariño, el Papel Periódico de don Manuel del Socorro Rodríguez, del número 86 en adelante, aparecido el viernes 19 de abril de 1793. En una advertencia dice el citado periodista: "Nos parece, podemos asegurar al público con entera satisfacción, que desde este número ya no habrá motivo para quejarse de las muchas erratas de imprenta, la que con el título de Patriótica ha establecido en esta capital el Regidor don Antonio Nariño en la plazuela de la iglesia de San Carlos, es la que estrenamos hoy, con el gusto de saber el exquisito cuidado que se pondrá en la impresión de este papel, y que el carácter de la letra, la bondad de la tinta y limpieza de la edición no puede menos sino agradar mucho al público". Allí se publicó hasta el número 121 de 20 de diciembre de 1793, el número siguiente no tiene pie de imprenta. El mismo Nariño en su defensa se refirió a tal publicación : "No produciendo la imprenta que yo tenía establecida ni para los costos que me ocasionaba la impresión del Papel periódico, que por solo condescender con el Gobierno y servir al público mantenía en ella" (El Precursor, p. 99).

De la Imprenta Patriótica salió la Oración que en alabanza del Illustrísimo Señor Don Fray Cristoval de Torres  [. ..] dixo su actual Rector Doctor Don Fernando Caycedo y Florez él día tres de noviembre de mil setecientos noventa y tres [...].

Para terminar, conviene recordar que después de la prisión de Nariño, la imprenta fue llevada a la Biblioteca Real, y adquirida luego por don Nicolás Calvo; funcionó en la Calle de los Carneros, hoy calle 15 de esta ciudad.

Condenado don Diego por su participación en la impresión de los Derechos del Hombre, a servir en las fábricas de Cartagena por tres años, a destierro perpetuo de la capital y a inhabilitación para el ejercicio de su arte, debió dispensársele la pena, "pues años más tarde dirigió allí el taller tipográfico del Consulado hasta 1813, según los interesantes datos de don J. T. Medina en los folletos sobre la imprenta en Cartagena y en Bogotá. Y por los no menos curiosos sacados a luz por don E. Otero D'Costa, sabemos que el referido don Diego se mostró en Cartagena entusiasta sostenedor de la Independencia y que murió en dicha plaza en diciembre de 1815, habiendo sido casado con doña Francisca Valde-Ospino y Caballero, matrimonio del cual tuvo cinco hijos" (Restrepo Sáenz, Rivas, Genealogías, p. 355).

Discos giratorios

Las sociedades que habitaron los altiplanos de Túquerres e Ipiales entre los siglos VI y XV d.C. utilizaron objetos rituales entre los cuales se destacan unos discos de metal que tal vez se hacían girar en ceremonias religiosas. Fueron encontrados, en su mayoría, en tumbas profundas como parte del ajuar funerario de los señores principales.

Los discos son placas circulares con diámetros que oscilan entre 15 y 18 centímetros. Tienen en la parte central un agujero por el que se pasaba un cordón anudado en uno de los extremos. Los agujeros presentan huellas de desgaste, lo que sugiere que los discos fueron suspendidos del cordón y puestos a girar, posiblemente para producir efectos lumínicos que, junto con el movimiento, podían generar en los espectadores estados alterados de conciencia o de hipnosis durante las ceremonias y los rituales.

Estos discos, con un espesor homogéneo de medio milímetro en promedio, son láminas hechas de aleación de oro y cobre, denominada tumbaga. Fueron primero fundidas, luego martilladas y finalmente decoradas. Los diseños geométricos, que incluyen líneas, círculos, triángulos y espirales (Imagen del diseño de varios discos), se obtuvieron de la combinación de tonos claros y oscuros, y superficies mates y brillantes logradas a partir de la combinación de diversas técnicas como el dorado por oxidación, el pulimento radial y el raspado zonificado.
Hasta donde sabemos, estas complejas técnicas de acabado superficial no fueron conocidas por los orfebres prehispánicos de ninguna otra región de América.

Se destaca que su decoración es igual por ambas caras.

La perfección de su manufactura, forma y diseño nos conduce a pensar no solo en el eficiente manejo de sofisticadas técnicas metalúrgicas, sino en el alto grado de abstracción alcanzado por sus artífices. Los señores principales utilizaron estos conocimientos para reforzar su poder y status social y comunicar mensajes relacionados con simbolismo mágico-religioso.

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Villa de Leyva es un municipio colombiano ubicado en la provincia de Ricaurte del departamento de Boyacá, está ubicado a 40 kmal occidente de Tunja, capital del departamento. Fue fundada en 1572 con el nombre de Villa de Santa María de Leyva y reconocida como monumento nacional en 1954. Se caracteriza por conservar su arquitectura de estilo colonial, y por sus variados paisajes rurales que van desde la zona de páramo con sus nacimientos y reservorios de agua hasta la zona desértica. Sobresale también su enorme plaza principal, empedrada (área de 1,4 ha) que se encuentra flanqueada por viejos edificios coloniales. Es considerada uno de los pueblos más hermosos de Colombia, siendo el pueblo como tal y sus alrededores uno de los destinos turísticos más importante en el país. A Villa de Leyva se llega por vía terrestre a través de carreteras que la comunican con Tunja su capital (capital del departamento de Boyacá), con ChiquinquiráArcabuco y Santa Sofía (Boyacá).